La esencia de la Costa Brava va más allá de sus playas cristalinas. En el corazón de su paisaje interior, rodeadas de naturaleza, historia y tranquilidad, emergen las masías como un tesoro cada vez más buscado por compradores nacionales e internacionales.
Un estilo de vida con raíces
Las masías —tradicionales casas rurales catalanas— combinan carácter, amplitud y autenticidad. Muchas de ellas han sido cuidadosamente restauradas, manteniendo elementos originales como vigas de madera, muros de piedra y tejados inclinados, pero incorporando comodidades modernas como calefacción, sistemas de eficiencia energética, domótica o piscinas privadas.
Hoy, vivir en una masía no es solo una elección estética, es una apuesta por un estil de vida pausado, en contacto amb la natura i la cultura local.
¿Quién busca este tipo de propiedad?
Cada vez más compradores valoran el encanto de este tipo de vivienda. Desde familias locales que quieren volver a sus orígenes, hasta compradores extranjeros que sueñan con una segunda residencia rodeada de paz y autenticidad.
Franceses, holandeses, belgas y alemanes son algunos de los perfiles más habituales, muchos de ellos atraídos por la posibilidad de reconectar con lo rural sin renunciar a la comodidad. También es un producto muy apreciado por quienes buscan una inversión con valor añadido, tanto para alquiler vacacional como para proyectos de turismo rural o bienestar.
Espacios con alma y potencial
Una masía ofrece mucho más que metros cuadrados. Son propiedades con historia, con jardines amplios, vistas despejadas y un sinfín de posibilidades: desde casas familiares hasta retiros creativos, casas rurales o fincas ecológicas.
En zonas como Calonge, Santa Cristina d’Aro, Llagostera o Castell d’Aro, es posible encontrar masías en venta con gran privacidad, buen acceso y proximidad tanto al mar como a servicios esenciales.
